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Yo estuve en la guerra...........

Llegue a Israel el 1 de agosto, y otros tantos también llegaron………. En mi caso iba a realizar un trabajo de investigación mediante una beca científica……..al amanecer del 2 de agosto de 1990, a través de la televisión tomamos conocimiento de que Irak había invadido Kuwait por lo cual una fuerza de coalición autorizada por Naciones Unidas se preparaba para la guerra …….. Operación Escudo del Desierto, Guerra del Golfo Pérsico, Madre de todas las batallas, Operación Sable del Desierto, Operación Tormenta del desierto, Segunda Guerra del Golfo, Operación Granby; Operación Daguet; Operación Friction, Operación Locusta, Operación Alfil, cualquiera sea la identificación fue una guerra ………..

Nuestro grupo, el que estaba integrado por una argentina (yo), un matrimonio argentino de la provincia de Córdoba con una niñita de 2 años, un cubano, una peruana con su hijo adolescente, una uruguaya, un matrimonio brasileño, construyó lo que identificamos el bunker latino………

El 16 de enero de 1991 la coalición internacional de 31 países inició una campaña militar con el fin de obligar al ejército invasor a replegarse de Kuwait, atendiendo a la resolución Nº 660 de la ONU………….. En un intento por romper la coalición y provocar la salida de Egipto, Siria, Irán y otras naciones árabes del conflicto, Saddam Hussein da la orden de bombardear Israel usando misiles Scud-B para obligar al estado hebreo a entrar en la guerra. Ahí estábamos nosotros……..

Han partido ya las dos primeras horas de este viernes 18 de enero de 1991. Estamos todos juntos en un mismo lugar, mi departamento. El insomnio de la madrugada nos sirve de compañía, y todos compartimos la intuición de que no tiene ningún interés en abandonarnos. Estamos en el “bunker” todos los que tenemos que estar, unidos fuertemente por la expectativa..... Tomamos café para olvidar la comida que cayó demasiado pesada a pesar de ser demasiada liviana. Comemos chocolate relleno de frutilla, de naranja, de menta, olvidando que debíamos guardarlos como alimento en la posible guerra y para calmar la ansiedad tal como nos habían explicado………….. Dialogamos como para que el sentimiento no se adueñe del pensamiento. No sé a quién se le ocurre mencionar que faltan solamente 11 días para mi cumpleaños………..

Continúo escribiendo como si no hubiera escuchado nada, mi amiga la peruana lee recostada en la cama del comedor y asiente con su cabeza, manifestando estar de acuerdo con la propuesta de una fiestita de cumpleaños, su hijo juega con sus cartas haciendo solitarios, puede estar así horas y horas sin aburrirse o tal vez porque está aburrido, y sin mirarme dice que se va a ocupar de la torta y las velitas, mi amigo el cordobés dice que hay que comprar 80 velitas pero se decide por una sola porque si hacemos una fogata Sadam va a enterarse de dónde estamos, mi amigo el cubano escucha sin intervenir, solamente sonríe disfrutando de nuestras risas, la pequeñita juega sentada en el suelo, y también se ríe sin saber por qué pero comprende, «ia» grita como para que todo el edificio la escuche, «ia buf» fantaseando con que apaga velitas, y en su media lengua parece cantar el feliz cumpleaños, el cordobés hace una listita de cosas para comprar, repitiéndolas en voz alta para que todos escuchemos, «vitel toné con vino blanco bien frío para la entrada, pollo al champignon para el medio, champagne y torta de chocolate borracho para la salida y vasos descartables», y como comprueba que estamos siendo de nuevo atrapados en sus bromas, sigue, «por si algún misil nos interrumpe y en vez de explotar los vidrios de la ventana nos hace explotar el vidrio de las copas de cristal que no tenemos», para terminar obteniendo su objetivo, «¿invitamos o no a Sadam para que conozca que además de nativos también estamos los latinos que no sabemos para que estamos?»………..

Y ya nadie hace lo que está haciendo..... porque un distante, remoto y lejano ulular de sirenas se acerca aceleradamente hacia nosotros, atropellándonos.....

EL PAÍS ES ATACADO CON MISILES.....

La risa se nos queda atragantada en la garganta...... Nos miramos aterrorizados..... Saltamos de donde estamos como si fuéramos gimnastas..... Gritamos ALARMA..... todos al mismo tiempo y todo en el mismo instante de ese preciso momento en que nuestras vidas empiezan a cambiar para siempre…………

Me coloco la máscara como si fuera una experta, primero el mentón, después el resto de la cabeza, acomodo cada cinta de goma en cada exacto lugar, desde la frente y hacia atrás y a los lados sobre las sienes, ajusto cada una como cinturón, enrosco el filtro, controlo que puedo respirar, modifico apenas el visor encajando justo cada ojo, y según nos han dicho tantas veces, siento que estoy protegida contra armas no convencionales......

La sirena continúa su insistencia, sube hasta el máximo, disminuye, vuelve a subir, ensordece cada vez mas, parece desesperada tanto como nosotros lo estamos..... La radio en la sorpresa, se olvida de las promesas y acompaña con su música como si nada aconteciera.......

Bruno con la máscara en la mano grita enloquecido ¿qué hago?..... Esther se coloca su máscara al revés, y al no encontrar la forma de acomodarla, se queda paralizada en el medio de la habitación, molestando el paso de las corridas, sin darse cuenta y esperando, sin saber qué es lo que espera..... José corre de un lado al otro sin hacer absolutamente nada, revoleando su máscara, la que en una oportunidad o dos debo evitar que me golpee, sólo corre y corre por toda la habitación, de  un lado al otro, entrando y saliendo de donde puede......... Silvina grita que no encuentra su máscara, y sin darse cuenta que la tiene en su mano......

Mi cabeza parece que va a estallar en cualquier momento, la sirena taladra en mi adentro, las cintas de la máscara me estrujan cada parte pero sé que no tengo tiempo de aflojarlas, tal vez he exagerado al ajustarlas, todos me piden algo al mismo tiempo como si fuera yo la única que puede resolver los problemas que cada uno tiene..... No sé qué hacer primero, pero haciendo lo que siempre hago en los peores momentos, es decir, ponerme en marcha como una autómata, le pido a José que deje de correr y que me ayude, no me escucha, mi voz suena a ultratumba dentro de la máscara..... Le digo a Bruno que se ponga la máscara y escuche la radio, no lo hace, mi voz apenas se oye ahogada por la goma de la máscara que aprieta aún más..... Saco a Esther del camino, zamarreándola, y solo obtengo que se tire sobre la cama..... No puedo moverme con facilidad, tengo a Verónica aferrada a mi pantalón y gritando «ia.... ia.... ia......».....

Al saber que estoy sola aunque rodeada de todos, en mi memoria aparecen sin esfuerzo y como si una voz desde adentro me lo fuera diciendo, recuerdo uno a uno, ordenadamente, todo lo que hay que hacer, me he convertido en un robot a quien se le ha dado cuerda poniéndome en funcionamiento, y así empiezo sin detenerme....

Fabián con su máscara colgada del cuello en vez de ponérsela en la cabeza, limpia los vidrios de los anteojos y se los coloca en vez de sacárselos como habían indicado en la explicación y en el simulacro, ha decidido controlar lo que voy haciendo, no lo miro y no lo veo, no importa dónde me encuentre, escucho su tonada cubana alentándome y dándome indicaciones al mismo tiempo.....

La sirena que no deja de sonar y es cada vez mas fuerte, el caos que no disminuye sino que aumenta, la música de las dos radios que se contraponen, los gritos de Verónica que cada vez está mas aterrorizada al ver que no le contesto como en otras oportunidades, las súplicas de Silvina pidiendo que la ayuden a encontrar su máscara que ya ha encontrado, las preguntas de Bruno que no deja de decir ¿qué hago? cuando lo único que tenía que hacer es ponerse la máscara, callarse y escuchar la radio, la voz de Fabián que no termina de dar indicaciones científicas, junto con el dolor que la máscara me produce, me acelera..... «Esta muy bien lo que haces», «seguí así que vas bien», «no tengas miedo», «falta poco», «¿cerraste con llave?», «¿está fuertemente pegada la cinta?», «acomodá mejor los trapos en la puerta apretándolos», «¿los pusiste bien mojados?», «no te olvides de la puerta del lavadero», no lo miro ni le contesto, solamente lo escucho, aguantando con el mismo esfuerzo mis ganas de gritarle que se calle de una vez por todas.....

Cierro la puerta de un golpe, doy vuelta la llave cerrándola y la saco, le coloco a la cerradura un trocito de cinta cortándola con mis dientes, pego la mitad de la cinta adhesiva en todo el contorno de la puerta, comprobando que la mitad ya pegada no se haya despegado..... Meto uno de los trapos de piso en el balde que está al lado de la puerta de entrada al “bunker”, y chorreando lo apreto cubriendo todo el ancho, corro hacia el baño y hago lo mismo con el otro trapo y el otro balde en la puerta que da al lavadero..... Regreso al comedor arrastrando a Verónica que no deja de sujetarse a mi pantalón y no deja de gritar, encuentro a Silvina que me está esperando con la máscara puesta pero sin filtro, el que estaba frente a ella pero no encuentra, se lo enrosco, controlo que puede respirar y la dejo con el terror en los ojos..... Paro a José que sigue corriendo, y con toda mi fuerza mezcla de miedo y bronca, le ayudo a colocarse la máscara, haciéndolo de prepo, enrosco su filtro y controlo que puede respirar mientras con sus ojos me dice gracias......Miro a Esther que sigue en la cama como si fuera la hora de la siesta y no el momento de un ataque con misiles, lee como si nada pasara....... Ayudo a Bruno a sujetar las cintas de su máscara, le hago señas de que controle si puede respirar y me dice sí con un movimiento de su cabeza, lo siento bruscamente junto a la radio..... Me doy cuenta que ya no está detrás mío la voz de Fabián, está sentado en la silla que ha puesto en un rincón de la habitación, está resignado, se ha colocado la máscara con los anteojos y se le ha empañado el vidrio impidiéndole ver, lo dejo así, no me queda tiempo, la sirena es cada vez mas fuerte, mas intensa, mas desesperada que yo misma......

Controlo la lista pegada en la puerta, la que habíamos hecho para saber lo que tenía que hacer cada uno, y confirmando que nada falta por hacer de lo que tenían que hacer y hecho yo sola por todos ellos, y después de controlar por segunda vez que el gas está apagado con su palanca de protección hacia abajo, me ocupo de Verónica que continúa sujetándose de mi pierna, y olvidando sus gritos de desesperación, la coloco con toda mi fuerza en la cuna plástica, evito que salga tal su intención, y como una muñeca de trapo me tiro en el colchón que está al lado, paso mi mano por la abertura sujetando la suya, pequeñita, mojada, me clava las uñas en el hueco de la mía, la miro y compruebo que ya esta empapada de sudor, toda ella, como si hubiera salido de la ducha, está aterrorizada, apoyo mi cabeza sobre el plástico sin dejar de mirarla y ella, como entendiendo, coloca desde adentro su otra mano sobre el plástico como sosteniendo mi cabeza, así nos quedamos, la beba llora pero no se la escucha solamente se la ve, yo le hablo y no me escucha solamente mira mis ojos, pongo mi otro brazo sobre la cuna como abrazándola y cierro mis ojos, tengo que intentar ahora calmar mi corazón que parece querer escapar de mi pecho......

Todo es silencio en la habitación, todos están sentados o acostados y agotados de no hacer nada, siento que el esfuerzo ha sido mas del que mi cuerpo pudo soportar, nada en mi responde, me quedo quieta, no tengo otra posibilidad aunque lo intente, miro mi reloj y apenas han pasado algunos minutos cuando creía que habían pasado horas enteras, espero con la espera de todos evitando la intención de arrancarme la máscara que me estruja demasiado teniendo la sensación de que mi cabeza va a explotar en mil pedazos en cualquier momento..... Estoy como pegada al plástico de la cuna de Verónica, totalmente transpirada, la ropa está pegada a mi cuerpo como si se hubiera fundido en mi piel, me duele todo en la extraña posición en que he quedado, pero no tengo fuerzas ni para acomodarme mejor.....

El silencio con música de fondo que transmiten las dos radios, y en cada una, una melodía diferente, me permite escuchar que alguien corre por el pasillo, alguien usa el ascensor que habían dicho que durante la alarma no debía utilizarse, alguien sube o baja corriendo por la escalera, alguien llama a alguien por su nombre, después nada, ni siquiera la sirena, he hecho todo lo que había que hacer en el tiempo propuesto, ahora solamente queda recordar el rezo a Dios: ¡protégenos Señor!.....

Creo que me he quedado dormida, me sobresalta una sirena parecida a la del comienzo, al incorporarme para escuchar mejor comprendo que es la que explicaron es de tranquilidad, suave, sin interrupción, insistente, todo ha terminado por el momento, miro el reloj y compruebo que ha pasado ya una hora y media. No sé si tengo que hacerlo pero me quito la máscara y todos me imitan, al haber sacado mi brazo de la abertura de la carpa le permite a Verónica aprovechar la ocasión y salir rápidamente de su encierro, la radio sigue con la misma música de todo el tiempo, en mi mente tan cansada como todo y cada una de todas las partes de mi cuerpo, aparece la orquesta del Titanic que sigue tocando mientras el barco se hunde.....

Mis manos tiemblan sin poder contenerlas, debo exigirme el esfuerzo de ponerme de pie, siento ruidos en todos mis huesos, roto el cuello acomodándolo, y tambaleándome voy hacia la heladera, preparo dos o tres vasos con agua fría, los compartimos, un sorbo de agua que aliviana a todos al mismo tiempo la garganta seca, el olor a goma, los labios tensos, nadie puede sostener el vaso con seguridad, se necesitan ambas manos, y a pesar del esfuerzo, parte del agua cae al suelo en cada sorbo, mojándolo todo, marcando nuestros pasos, nadie se atreve a pronunciar palabra alguna, las botellas de agua helada sirven para empapar toallas e intentar calmar el dolor sobre el hueso de la nariz, sobre las sienes, sobre la frente, sobre las comisuras de los labios, en el mentón que parece hinchado, en las profundas marcas sobre cada mejilla, necesito mirarme al espejo porque mi cara me resulta extraña y lo es, parezco un monstruo al igual que todos, está inflada, está roja, y apenas unos minutos cuando la misma sirena, dice que todo vuelve a empezar, la alarma obliga a colocarse de nuevo la máscara sobre las mismas partes doloridas.

Lo único que no debemos hacer esta vez, es cerrar la puerta, nadie la ha abierto, ocupados como estábamos en calmar lo de adentro y lo de afuera....

Esta vez, Verónica puede calmarse mirando a través del plástico de su carpa, la revista que le voy mostrando en silencio. A veces me mira y sonríe, a veces intenta salir y se lo evito, a veces se recuesta agotada, a veces me rajuña la mano, enojada por mi actitud.... ella se cansa enseguida de lo que le mostramos, ella no entiende porque está encerrada, ella es una bebita que nada tiene que hacer en esa guerra de poderosos enloquecidos de poder......

En la radio solamente música, suena como si fuera fúnebre.....

Recién podemos salir de la habitación cuando empieza a amanecer, después de escuchar lo que Bruno traduce, «el peligro ha pasado», «sacarse las máscaras», «recobrar la tranquilidad», «abrir las puertas»…….

Es la 7 de la mañana, han transcurrido cinco horas de terror dentro del “bunker latino”, cinco horas encerrados en la habitación, esperando y escuchando música.... Al abrir la puerta respiramos profundo, el aire parece ahogarnos o tal vez nos falta el oxígeno porque ya sabemos que estamos en plena guerra, ya sabemos lo que nos ocurre cuando caen los misiles, ya sabemos que no hay mas simulacros, ya sabemos que las palabras han perdido su total validez, ya sabemos que en el país neutral donde todo estaba preparado para que nada ocurriera por que los misiles no iban a llegar, simple y sencillamente los misiles si pueden llegar y han llegado.....

Con Bruno y José preparamos café, sacamos las tazas mas grandes que tenemos de las bolsas en donde las protegíamos ante posible ataque no convencional, sin la paciencia de lograr que esté mas caliente, y con mas azúcar que de costumbre porque tenemos la impresión de que se nos ha bajado la presión, comentamos que nos sentimos mareados, debemos apoyarnos para mantenernos parados, dejamos el ventilador prendido, mirando el techo, para airear la habitación que tiene aroma a miedo, y ya en el pasillo, calentamos las manos que están heladas y calentamos el alma que está congelada, tomamos sorbo tras sorbo, despacio, parece como que no puede pasar por la garganta………...

Siento como si una tenaza apretara mis sienes las que laten apresuradas, me duele horrores la pierna izquierda y recuerdo que es la que Verónica sujetaba y yo arrastraba haciendo todo con ella intentando seguirme el apresuramiento. Estamos como a destiempo, Bruno se sienta en el escalón de la escalera que baja, José en la que sube, yo camino intentando que la sangre de mis venas circule de nuevo por mi cuerpo, todo me pincha como si finitas agujas de adentro hacia afuera, están intentando decirme que estoy viva, me siento, Bruno camina, José cambia de escalón, no podemos quedarnos quietos, recién cuando sirvo el segundo café en la misma taza, no tengo ganas de lavarlas, esta vez está mas caliente y nos sirve mejor que antes, logramos sentarnos juntos, uno al lado del otro, apretándonos en un mismo escalón como para que cada uno de nuestros cuerpos sienta al otro, en la escalera que va hacia arriba, frente a la ventana que está en el corredor de entrada al piso, cerca del ascensor………en silencio………., no tenemos fuerzas ni para hablar, ni para seguir tomando café, ni siquiera para fumar, tal vez hemos comprendido que no hacen falta palabras, estamos en la guerra, nuestras armas son las máscaras, nuestros uniformes la ropa que se va secando molestándonos, nuestras órdenes a cumplir lo que la alarma nos indica.....

Al mediodía de ese mismo día, nos enteramos por la radio que como algunas personas se aplicaron la inyección de atropina al sonar la primera alarma, se encuentran internados, se ha confirmado que desde las 7 de la mañana, al no entender la sirena de tranquilidad, algunas personas aún permanecen con la máscara puesta, y lo peor de todo es que en esta guerra en la que somos neutrales, ya algunas personas han muerto ni por armas convencionales ni por armas convencionales, muertos por asfixia al no quitar el tapón protector del filtro.....

El almuerzo nos permite reír al conversar sobre la conducta de cada uno de nosotros al sonar la alarma. José no recuerda haber corrido como un loco, «yo estaba parado los que corrían eran ustedes» se justifica..... Esther cuenta que cree haberse tomado la pastilla equivocada antes de ponerse la máscara, «con razón te la pusiste al revés, no sabía que hay pastillas para quedarse dura en medio de la habitación o para tirarse sobre la cama como si fuera pileta de natación» dice José con picardía...... Fabián nos explica que gracias a él yo he hecho la tarea a la perfección y en el tiempo justo que iba controlando con su reloj científico que es exacto, «pero me parece que exageraste porque le diste mas cuerda de lo adecuado, estaba requete acelerada y no paraba de hacer todo lo que teníamos que hacer nosotros y no lo pudimos hacer porque lo hizo ella», y no entiende el humor de José..... Silvina dice que no veía nada y tenía piedritas en los ojos que la hacían lagrimear, «con razón no encontrabas el filtro que estaba frente a tus ojos, yo creo que en vez de piedritas tenías piedras o cascotes», intervengo mientras me abraza para decirme ahora si que te veo y muy bien, "¿dónde pusiste mis piedras?"..... Bruno dice que en ese momento se olvidó completamente el idioma que sabe a la perfección y que si gritaba que hago es porque no entendía nada de lo que decían en la radio, "¿cómo vas a entender si lo único que había era música?", y recién se da cuenta que no escuchaba absolutamente nada, «mirá que sos bruto che, no sabes traducir la música», y estallamos en risas..... Verónica ríe con nosotros sin entender pero divirtiéndose, si nosotros estamos contentos ella también tiene que estarlo, y compartiendo el diálogo, se acerca a su cuna plástica y poniendo cara de muy enojada, con el dedito en alto me dice «ia, no», para venir corriendo hacia mi y tirarse en mis brazos.....

La experiencia vivenciada apenas unas horas antes y el fracaso del simulacro que habíamos realizado a la perfección, nos dice que es imprescindible reorganizarnos lo antes posible, siguiendo nuestra propia lógica, y hacerlo rápido antes que suene la próxima sirena.

Los teléfonos en la recepción de planta baja no dan a basto, primero José es el que tiene que bajar a las corridas recuperando su buen humor, «si suena la alarma no me esperen, total para correr por la habitación puedo correr por la planta baja que es mas grande y tengo mas espacio para hacerlo»......... Cuando me avisan que mi familia esta esperando en el teléfono, bajo por el ascensor, siento que mis piernas están sin fuerza, mientras se cierra con lentitud la puerta del ascensor, José me grita, «si suena la alarma esperanos en planta baja porque total sos la única que sabe lo que hay que hacer, así que en vez de subir para ayudarnos te vamos a buscar para que nos ayudes»........

Me reconforta oir la voz en la distancia, trato de tranquilizarlos aunque adentro todo permanece aun convulsionado, yo no puedo decirles que nada va a pasar porque esta pasando, me dicen que han visto todo por televisión, «salí del país», «anda a la embajada», «¿se escuchó algo allá en tu ciudad?», cómo explicarles en la distancia que no hay transporte para llegar hasta el aeropuerto que está a mas de dos horas de distancia, cómo decirles que no puede llegar hasta la embajada que esta igual distancia que el aeropuerto y tal vez cerrada, cómo explicarles que sí se escucharon las explosiones pareciendo que todo el edificio temblaba igual que todos nosotros juntos, cómo contarles que parecíamos que habíamos enloquecido cuando en realidad, el invasor y el atacante eran los que estaban locos.....

Solamente trato de tranquilizarlos, avisándoles que si llego a cortar la comunicación es porque suena la alarma y debo subir por la escalera, seguimos hablando como si estuviéramos cerca y no tan lejos, «quédense tranquilos que tengo la máscara conmigo», «me siento fuerte para soportar lo inimaginado», «no es para tanto lo que se trasmite por todo el mundo», «todos estamos juntos apoyándonos», nos despedimos, no quiero seguir hablando pues temo que mi voz en cualquier momento se quiebre y temo que suene la alarma y sé que no tengo fuerzas para subir seis pisos por escalera, y con la excusa de que les va a salir muy cara la llamada, les mando un beso a cada uno, «cuídate mucho», «no se preocupen demasiado», y cuelgo yo antes que ellos, para quedarme un instante buscando fuerzas para levantarme de la silla. Mi mirada se encuentra con los ojos del recepcionista, el que me pone su mano en el hombro, y mitad en su idioma y mitad en el mío me dice «así es la vida aquí, no queda otra, hay que acostumbrarse».....

Al regresar José dice que ya que volví hay que avisarle a Sadam para que empiece de nuevo, Silvina sigue la broma, “creímos que te habías ido al aeropuerto”, apenas puedo sonreír, todo el cansancio se apropia de mi cuerpo y debe notarse porque Esther me pide que me tire un rato en «su» cama.

El día sigue su trayecto, a medida que pasan las horas es menor las ganas de pronunciar alguna palabra, ni siquiera José tiene ya ganas de bromear, y el cansancio es mayor al habernos relajado. Bruno duerme con ronquidos, José plácidamente abrazado a Verónica, Silvina está acurrucada en el cobertor. Esther se despierta pero se queda inmóvil en la cama mirando hacia el techo, entretenida en sus pensamientos. Converso con Fabián en susurro mientras calentamos las manos en la taza de café que aún tiemblan y suponemos que de frío.....

En la nueva mañana el día se mira a través de la ventana del pasillo, y mis ojos se quedan en las montañas que rodean la ciudad y en los árboles que parecen grises en este día nublado, no hay en mí pensamiento alguno.....

Día tras día la alarma suena en cualquier momento………. A medida que va pasando el tiempo perfeccionamos nuestras tareas de cerrar y abrir el bunker………

Por primera vez discutimos antes de abrir la puerta, estamos cansados de abrir y cerrar casi al mismo tiempo, la voz dice ha pasado el peligro mientras se superpone otra voz que dice al mismo tiempo cerrar las habitaciones, estamos hartos de ponernos y sacarnos la máscara mientras una voz nos dice que lo hagamos y otra que nos las pongamos, estamos fastidiados de hacer todo lo que hay que hacer y terminar sabiendo que ha sido en vano porque la alarma ha sido falsa porque falso es el ataque, solamente supuestos, y en el cansancio, en el hartazgo y en el fastidio, no nos damos el tiempo ni la posibilidad de entender que quizás....., ante la incertidumbre, ponen en funcionamiento la sirena como prevención, la bronca nos impide pensar con tranquilidad y comprender.....

El nuevo día transcurre tranquilo, esperando mientras almorzamos a los apurones sin saber por que, si suena la sirena solamente debemos dejar de hacerlo, en vez de tragar sin casi masticar......, nos duchamos a los apurones sin saber por qué, solamente debemos dejar de hacerlo, en vez de enjabonarnos de a pedazos......, y hablando sobre ello, con la confianza que nos da el estar juntos compartiendo, merendamos menos apurados, deseando que no suene la alarma, estamos aprendiendo a vivir en la guerra.....

El día es tenso pero tranquilo. José hace las compras llevando mi carpa de lluvia aunque no llueve y mis guantes, recordando que si la alarma lo encuentra a uno a la intemperie, es necesario protegerse y suponemos que lo que lleva puede hacerlo hasta que encuentre algún lugar. No dejo de recomendarle que recuerde lo que habían aconsejado, buscar un lugar techado donde pudiera protegerse debajo de una escalera, «no te preocupes por mí, si no encuentro el lugar techado porque esta todo cerrado con llave y si lo encuentro pero no tiene escalera bajo la cual protegerme, te aseguro que empiezo a gritar tan fuerte que Sadam va a escucharme y como sabe que soy neutral y estoy de casualidad aquí, va a esperar a que encuentre lo que busco antes de largar el próximo misil», y riéndose de su propia expresión se va.

Durante su ausencia nuestra preocupación se concentró más en José que en la posibilidad de otro ataque. Al regresar, agitado porque según dice no ha dejado de correr y así bajará un poco de peso, cuenta que la gente compra de todo como para un año, que los estantes quedan vacíos, que se pelean por una caja de té, nos preguntamos si lo que tenemos nos alcanzará, pero al llegar a la conclusión que con la máscara no se puede comer y que tampoco podremos beber ya que en contrario de lo que habían explicado en nuestra caja preventiva no había cañito alguno, decidimos no comprar mas que lo imprescindible, con lo que tenemos por el momento alcanza, lo que no nos alcanza es el dinero. «Bueno, chicas y chicos, quédense tranquilos, antes de entrar le avisé a Sadam que ya puede mandar los misiles porque compré lo que necesitamos que igual no vamos a poder usar si manda los misiles y así de una o de otra forma, siempre gana porque nos jodió», y nos reímos como si fuera un juego lo que es una cruda realidad.......

Nos mantenemos despiertos ya que se presupone un ataque sorpresa, jugamos al ludo. Nos vamos a dormir a las 4 de la madrugada mientras Esther se queda de guardia pues las pastillas para dormir le hacen el efecto contrario, lo que confirmamos después de controlar que no se equivoca de pastilla. Cualquier ruido parece una sirena, así vivimos en una presión psicológica impresionante, desgastándonos poco a poco, sin darnos cuenta de cuanto se va desgastando nuestro adentro...... Solo el buen humor de José puede abstraernos, de a ratos, del temor y la preocupación, «por lo menos las chicas ahorran en maquillaje».....

Han transcurrido varios días y ya no sabemos cuantos………el país es nuevamente atacado con misiles, todo se hace en orden, pero esta vez, Verónica se niega a entrar en su carpa, y se me ocurre cubrirla con un toallón empapado en bicarbonato, ella se divierte, todos nosotros nos quedamos pensando si será suficiente si el ataque es con armas no convencionales, pensamos que en tal caso y si nos enteramos a tiempo, ya tendremos oportunidad de colocarla de prepo en su cuna plástica, esta vez ella nos venció, nos resulta casi insoportable verla sufrir empapada por el calor del encierro, como si la estuviéramos torturando.

La experiencia enseña, la máscara es colocada con mayor rapidez, no hubo el desorden de la primera alarma porque las máscaras por nuestra decisión, estaban preparadas con el filtro puesto y solamente era necesario quitarle el protector y controlar que entraba el aire para no asfixiarnos, en la primera oportunidad el temblor de las manos impidió enroscar el filtro en el tiempo previsto, ahora ya no salimos tan rápidamente de la habitación al recibirse la orden, se espera el segundo o tercer aviso, y cuando se reitera la orden, sabemos que ellos están seguros de lo que dicen, y sabemos que es conveniente abrir la puerta sin que tengamos que cerrarla sin abrirla del todo.......

Se oye por el pasillo la voz de Verónica gritando ia, ia, «ahí viene Sadamcito» dice José, y la gordita nos encuentra, dándome la mamadera me dice afe, afe, afe, “vos sos chiquita y tenes que tomar leche” le contesto, mientras me dice no con su cabecita se sienta a nuestro lado, tiene una de mis lapiceras en su mano, «mira como nos ha cambiado la vida en tan pocos días que hasta mi hija va a ser escritora como su tía adoptiva», pero no es así, se pone y saca la lapicera de la boca, esta fumando como nosotros, aparece Silvina con mi bloc de hojas, «hermanita, ¿me prestas unas hojas que me agarró las ganas de escribir?». «¿Entendes lo que te digo?, estamos cambiados, mi hija que es un bebé, fuma, mi esposa que no hacía ni una carta, escribe, vos que sos porteña, tenes ya acento cordobés", Fabián se ríe, Bruno con esto de la guerra, se salva de salir a buscar trabajo, Esther lee en vez de cocinar, y yo, yo estoy perdiendo la paciencia que siempre tuve......

Compruebo que esta poniéndose demasiado serio y es él quien ha asumido la responsabilidad de sacarnos de la depresión cada vez que ve que estamos entrando en ella, termina con un «vieron que Sadam me hace caso, le dije, pero che, danos un respiro, y me contestó, tenes razón, con misil o sin misil igual los estoy haciendo mierda», y es cierto, ya sea durante la alarma o durante la espera, nuestra mente sufre igual, nuestro adentro duele igual, desde afuera el cansancio es igual, está logrando el objetivo, la guerra con armas y la guerra psicológica obtiene el mismo objetivo, desgastar, trastocar, destruir, trasladarnos hacia la locura, morir poco a poco, es una tortura sufrida a cuenta gotas, lenta y pausadamente, nadie es ya el que era, todos somos diferentes a lo que éramos, nuestra vida es distinta, no existe nada mas que el temor metido adentro, perforando........

Es un nuevo día de los tantos días………. Encuentro a José leyendo el diccionario, en mi incredulidad y aunque siempre estoy preparada para sus bromas, pero siempre me toma desprevenida, le ofrezco un buen libro que he traído conmigo, «no, gracias, estoy buscando lo que quiere decir posiblemente», y sin esperar mi reacción dice, «aquí explica que es lo que puede ser, lo cual me permite entender de una vez por todas que posiblemente no habrá guerra porque posiblemente habrá guerra», fue suficiente para que todos nos enganchemos empezando a jugar con las palabras.....

Sobre la mesa desparramamos los diarios que habíamos guardado desde nuestra llegada, los escritos que estaban en castellano, y empezamos a leer lo que habíamos marcado y que se refería a la situación en la región así como algunas anécdotas de lo que les ocurría a los latinos. Cada uno lee en voz alta y obtiene su conclusión, otros recuerdan lo escuchado en la radio o en la televisión después de cada ataque misilístico, mas lo que yo había anotado en mi agenda. Después de cada creación latina, nos reímos con lo obtenido, lo arreglamos convenientemente y lo escribimos. Y empezamos a jugar, siguiendo la primera conclusión de José, logrando redactar a nuestro estilo la «noticia del día»......

 

POSIBLEMENTE no habrá guerra aunque POSIBLEMENTE si acontezca, POSIBLEMENTE desalojemos al invasor que POSIBLEMENTE no podremos desalojar. POSIBLEMENTE empezó la cuenta regresiva aunque POSIBLEMENTE sea Sadam quien está haciendo la cuenta. POSIBLEMENTE conviene tener radios a pilas para que puedan escuchar música. POSIBLEMENTE encuentre en su caja polvos filtrantes que POSIBLEMENTE nos olvidemos de poner en la caja de los latinos. POSIBLEMENTE la máscara no le sirva porque a ojito nos equivocamos al medirla y POSIBLEMENTE las cabezas de los latinos no tengan medida alguna.

 

POSIBLEMENTE escuche una alarma con sirenas ululantes con un sonido intermitente que baja y sube, aunque POSIBLEMENTE no la escuche, se trata de un bombardeo con armas convencionales aunque POSIBLEMENTE sea un bombardeo con armas no convencionales. POSIBLEMENTE sea un ataque combinado con bombas convencionales y armas químicas, por lo tanto opte siempre por el cuarto aislado y no por el refugio, aunque POSIBLEMENTE opte por lo que se le ocurra.

 

POSIBLEMENTE lo que es un efecto de gases que atacan el sistema nervioso, sea en realidad que el derrame mucoso por la nariz POSIBLEMENTE sea que está resfriado y no puede sonarse, la presión en el pecho es POSIBLEMENTE que le ajusta la cinta de goma en la cabeza, la obnubilación de la vista POSIBLEMENTE sean las piedritas de los ojos de Silvina, la dificultad respiratoria POSIBLEMENTE sea el no haber terminado de tragar lo que estaba comiendo antes de ponerse la máscara, y los temblores, los escalofríos, los calambres, el atontamiento y el sueño, POSIBLEMENTE no sea mas que la evacuación involuntaria del susto y la vergüenza, pero no se preocupe POSIBLEMENTE no nos demos cuenta porque a todos nos ha pasado lo mismo y estamos ocupados en disimular. Si POSIBLEMENTE se está bañando y detecta los síntomas, como la atropina debe aplicársela sin quitarse la ropa, vístase antes de auto inyectarse, y si POSIBLEMENTE ya no tiene fuerza para hacerlo, no se preocupe, total ya se está muriendo.

 

POSIBLEMENTE las POSIBILIDADES reales de atacarnos sean escasas y limitadas porque somos neutrales y no seremos involucrados, aunque POSIBLEMENTE nos involucren de prepo, así que POSIBLEMENTE nos defenderemos pero POSIBLEMENTE no lo podamos hacer porque nos han dicho que si lo hacemos POSIBLEMENTE nuestra autodefensa perjudique a la región. POSIBLEMENTE la gente esta preocupada porque no han tenido la POSIBILIDAD de saber lo bien que estamos preparados, así es que POSIBLEMENTE puedan comprobar que la POSIBILIDAD de defendernos ante posible ataque no será necesario ya que POSIBLEMENTE nos ataquen y posiblemente no nos dejen defendernos, porque POSIBLEMENTE nos defiendan los aliados, y POSIBLEMENTE el alcance para llegar no sea POSIBLE como es POSIBLE que no tengan capacidad de llevar carga y es POSIBLE que sean inexactos pero, si POSIBLEMENTE, no ocurran estas POSIBILIDADES, la única POSIBILIDAD, es que nos lance lo que no va a lanzar, contemos con los elementos sofisticados capaces de conjurar el peligro que aún no tenemos, la seguridad del cien por cien ya no existe pues no la tenemos, y todo es POSIBLE en cualquier POSIBILIDAD, ya que la guerra habrá de ser corta y quedará definida en las primeras 48 horas que ya han pasado, porque los misiles no entienden las POSIBILIDADES que tenemos.

 

Si POSIBLEMENTE ya se aplicó la atropina, y POSIBLEMENTE al doblar la aguja se le partió por lo cual no le es POSIBLE sujetarla a la ropa, no se preocupe pues si está en la calle POSIBLEMENTE no lo encuentren porque usted es latino y están buscando rusos, y si no está en la calle entonces tampoco van a encontrarlo. POSIBLEMENTE llegaremos a desconocer si el ataque es con armas convencionales o no, por lo tanto y hasta tanto descubramos de que se trata, mire el cartel que tenemos en la pared donde dice en el idioma del país paciencia.....

 

POSIBLEMENTE el invasor jamás se haya enterado que el Organismo Internacional confirmó que el plazo para que se retire vence irremediablemente a las 24 horas del 15 de enero, y como ya han pasado varios días, cabe la POSIBILIDAD que el invasor tenga la misma duda que todos nosotros, las 24 del 15 es con la hora de allá o con la hora de acá.

 

POSIBLEMENTE usted aún no haya cerrado la puerta de la habitación cuando dimos la orden porque POSIBLEMENTE nos hemos olvidado de dar la orden entretenidos con la hermosa música que sin interrupción transmitimos.

 

POSIBLEMENTE no haya cese del fuego porque POSIBLEMENTE estemos empeñados en la rendición incondicional del vencido en el campo de batalla, que POSIBLEMENTE sea él y no nosotros, aunque también cabe la POSIBILIDAD que por estar ya a 18 metros bajo tierra no se haya enterado que él será vencido antes de 48 horas que ya pasaron y aún no lo hemos podido encontrar para hacérselo saber.

 

POSIBLEMENTE la destrucción y el daño que los misiles pueden provocarnos si POSIBLEMENTE lo lance como ya lo ha hecho, es limitado y casual, aunque POSIBLEMENTE no lo sea. POSIBLEMENTE estamos preparados para hacer frente a cualquier situación pero POSIBLEMENTE no lo estamos así es que en vez de no preocuparse empiece a hacerlo, aunque no hay razón para que cunda el pánico porque POSIBLEMENTE sea el fracasado que creemos que es y por lo cual no ha preparado precaución alguna, pero cabe la POSIBILIDAD de que no sea lo que creemos que es, y que como no debemos temer un ataque que ya se ha producido, es mejor que entre en pánico. Ya que las POSIBILIDADES que tiene de atacar ha demostrado que no son escasas y limitadas como creíamos y oportunamente se los hemos hecho saber a todos ustedes, y como las POSIBILIDADES de que lance misiles son POSIBLES ya que los ha lanzado, así que entendemos los temores de la población ya que son comprensibles además de desmedidos y reñidos con la lógica, ya que nos ha demostrado que muchos se han ganado la lotería porque contra nuestras POSIBILIDADES si han sido dañados por un misil.....

 

POSIBLEMENTE una agresión con misiles no sea respondida por nosotros en forma automática, así que deberemos soportar la POSIBILIDAD de que nos lance nada más que 8 a 10 misiles cada 6 horas. POSIBLEMENTE usted no sepa que ya hemos hecho un simulacro de evacuación de 300 personas afectadas por los gases entre los que no hemos encontrado ningún latino porque al ponerlos en la lista hemos dejado suficiente lugar para poner a los rusos tal el hábito que hemos practicado antes de la guerra. POSIBLEMENTE la existencia física del país no está amenazada porque se encuentra a 1.000 kilómetros de distancia inacortable por vía terrestre, pero como los misiles no caminan por la tierra sino que vuelan, POSIBLEMENTE por tener poco alcance lleguen como ya han llegado.

 

POSIBLEMENTE se agrave en usted el sentimiento de impotencia porque ya sabe que a pesar de ser un país neutral no tiene las manos totalmente libres para reaccionar si es atacado puesto que en caso de hacerlo una reacción desmedida podría causar daños a la coalición internacional de occidente que esta defendiéndonos en oriente, entendemos que usted tiene todo el derecho de POSIBLEMENTE enojarse porque esta metido en la Operación Tormenta del Desierto y no le dejan escuchar la Tormenta de su adentro.

 

POSIBLEMENTE cabe la POSIBILIDAD de que usted actúe ilógicamente porque POSIBLEMENTE usted ya no crea en lo que hemos dicho, ya que POSIBLEMENTE lo ilógico de todo lo que hemos dicho sea lógico ya que POSIBLEMENTE usted ya se haya dado cuenta escuchando la música que esperamos haya podido traducir.

 

Y entonces ahora si, como POSIBLEMENTE se produzca un ataque químico en las próximas horas, métase en la habitación si POSIBLEMENTE está cerca, cierre la puerta si POSIBLEMENTE pueda hacerlo, póngase la máscara si POSIBLEMENTE la encuentra, siéntese si POSIBLEMENTE puede encontrar donde, y espere escuchando música puesto que quizás no logre escuchar la alarma, ya que POSIBLEMENTE la próxima sea falsa aunque sea verdadera.....

Una llamada de la embajada argentina nos avisa que debemos partir en forma inmediata, nosotros estamos al norte del país y debemos llegar al aeropuerto en el centro del país, lo que debemos lograr a pesar de la tormenta ya que por la situación que se esta agravando ha de partir el ultimo avión de la zona de conflicto……..

Es de madrugada, estamos en planta baja esperando, protegiéndonos del frío en techado donde empiezan las lajas del camino que transitamos tantas veces……. Una camioneta estaciona en la entrada, Jorge, el dueño de la confitería latina donde siempre nos reuníamos los fines de semana, nos llama por nuestros nombres, llueve torrencialmente, trasladamos el equipaje mojándonos sin importarnos, un coche policial recorre la ciudad y se detiene en la vereda de enfrente, dos uniformados se acercan despacio hacia nosotros, Jorge le dice «extranjeros de América» y sin pedirnos constancia alguna, saludan sin palabras y se van.

Apenas están todas las pertenencias en la vereda para ir colocándolas en el transporte, siento que la puerta de rejas se cierra con llave a nuestras espaldas, desde adentro, el guardia de seguridad, que no sabíamos que estaba, el mismo que aquella vez me recibió de madrugada, el que me ayudaba con el idioma, el que me leía los avisos buscándome algún trabajo, me mira con impresionante tristeza, él tampoco a querido despedirse, apenas una sonrisa dibujada, un gesto deseando suerte, y se va hacia su vida de siempre, caminando despacio, bajo la lluvia, sin importarle, se sienta en el mismo lugar en donde acostumbrábamos encontrarnos, saca su termo, se sirve su café, se apoya sobre uno de los pilares, pensativo....

Llueve mas aun de lo que llovía, es una cortina ininterrumpida que nada deja ver detrás de ella, el chofer no ha producido palabra alguna, ni aún cuando la policía se acerca para averiguar que es lo que estamos haciendo, ni siquiera cuando Jorge le da indicaciones que no entendemos entre los truenos y los relámpagos, entre la preocupación y el temor..... Sumamente atento al camino imprime la máxima velocidad posible. Estamos saliendo de la ciudad para tomar la carretera. Al lado de cada uno, la caja preventiva con la máscara preparada ante una posible alarma, y la carpa de la beba apenas armada como para protegerla lo suficiente. Así nos vamos alejando de todo y de todos, de los buenos momentos, de los buenos amigos, de los paseos aunque siempre viéramos lo mismo en esa «vuelta al perro» que acostumbrábamos todos los días que el clima nos lo permitía, de las excursiones para conocer el país y su historia………. Por primera vez José está en completo silencio, va sentado al lado del chofer, de vez en cuanto mira hacia atrás como intentando darnos fortaleza. Silvina y yo, una al lado de la otra, y en el medio Verónica, mirando a ambas, sonriendo, disfrutando del paseo.....

Creemos que este trayecto es mucho más largo que el mismo que hemos realizado al venir, comprobamos que así es porque en esta oportunidad no pasamos por Haifa como en aquel momento, la ciudad es propicia para los misiles que ya le han llegado. Intuimos que de acuerdo a las indicaciones de Jorge, está pasando mas cerca de poblaciones árabes a las que por supuesto el atacante no atacará, suponemos..... La carretera esta totalmente desierta, nadie se atreve a hacer lo que estamos haciendo o tal vez, ya lo han hecho antes que nosotros. Pero es necesario llegar cueste lo que cueste, a tiempo, antes de que el último avión levante vuelo por última vez.....

Ninguno de nosotros se atreve a exteriorizar el temor que compartimos, ¿qué ha de ocurrir si en plena carretera y bajo la torrencial lluvia, entre truenos y relámpagos, suena la alarma?. La radio continúa prendida, el chofer nos convida con el café que ha traído en su termo, simplemente con señas, es extremadamente caliente y nos obliga a malabares para que no se nos caiga encima mientras se enfría, en cambio él ya se lo ha tomado, y en el nuevo silencio, mientras intentamos tomar algún sorbo mas para que sepa que no lo despreciamos que el interés de hacerlo, otra vez la coincidencia, ¡por favor que no suene la alarma!.....

Casi no se ve el camino, solamente los relámpagos iluminan la carretera y el descampado, a veces vemos algún cartel, y las letras resultan extrañas o nos parece creerlo, a veces alguna casa totalmente a oscuras, diferente a las conocidas o nos parece serlo, a veces una curva que toma con igual velocidad, no recordamos haber pasado por ellas, en general creemos que el camino era recto subiendo o bajando pero no doblando, tal vez estamos demasiado susceptibles, pero un temor diferente se nos instala adentro.

Cada trueno nos paraliza el corazón hasta que sabemos que no es alarma alguna. Cada relámpago nos obliga a cerrar los ojos, hasta saber que no es un misil que ha caído sin haberse oido la sirena. Parece que cada vez llueve mas y resulta imposible que así ocurra, José nos pregunta "¿se sabrá el camino de memoria porque yo no veo un carajo?", y me extraña observar por el espejito, ya que yo voy sentada detrás del asiento del chofer, que éste esboza una pequeña sonrisa, le digo a José que se cuide con el lenguaje porque nos entiende, él continúa en silencio, como si no hubiera escuchado, o como si no entendiera nuestro idioma, le somos, aparentemente, indiferentes, solamente está cumpliendo con su trabajo, porque sí, le hemos tenido que pagar mas de lo imaginado, acelera y acelera convirtiendo a la camioneta en un avión.....

Por fin, después del tiempo, y de la tensa y callada carrera contra el tiempo, contra la tormenta, contra la alarma y contra el posible ataque de misiles, nos dice con su dedo señalando hacia adelante que estamos llegando. Vislumbramos entre los últimos relámpagos las luces del aeropuerto, está aún a distancia pero logra calmar nuestro miedo y recién entonces, apaga la radio. Se acerca lentamente hacia el control de entrada, entrega un papel y señalándonos, suponemos les explica quienes somos y entendemos «americanos»..... Nos dan el paso sin mayor trámite, y empezamos a llegar, ya podemos sonreir.

Al escuchar su voz por primera vez, cuando habla con los soldados de la entrada, los tres nos miramos al mismo tiempo, no es nativo del país, no es ruso ni es extranjero, es árabe, y un frío nos corre por dentro, mejor haberse enterado ahora y no antes, el temor hubiera sido peor al vivenciado durante esas mas o casi tres horas, pero suponemos que por ser amigo de Jorge nada habría de pasar como nada nos pasó, otra anécdota mas en esta experiencia de cruzar el océano………

Bajo la lluvia y con la misma celeridad, el desconocido saca el equipaje de su camioneta, dejándolo sobre la entrada y casi tirándolos, saluda dando la mano a cada uno de nosotros, en su idioma dice «si» y dice «no», entendemos que si algo ha entendido de lo que hablamos y algo no, nos dice en nuestro idioma «suerte», en el idioma del país «adios» y en el suyo «paz»..... Nos quedamos mirándolo hasta que lo perdemos de vista, regresa con la misma celeridad en la que vino, y repitiendo gracias nos atrevemos a desearle ¡Ojalá no lo encuentre la alarma en el camino!..... Un suspiro de alivio nos acompaña mientras colocamos las valijas en los carros que podemos encontrar, están mojados pero no importa, los arrastramos con dificultad pues las rueditas no responden y nos obliga al esfuerzo, entramos para protegernos de la lluvia, del ataque, de los miedos, estamos empapados y recién nos damos cuenta, pero tampoco nos importa, pocos son los que están en el lugar, y solo otros como nosotros. Verónica parece comprender lo que esta ocurriendo y corre libre pidiendo que la miren.

Una gaseosa, un sándwich, un café, para ocupar el tiempo que falta hasta la salida y para olvidar el ayuno que nos impuso la celeridad de hacer todo lo que tuvimos que hacer en solamente 24 horas. Los primeros en llegar, y antes que nosotros, están desparramados sobre los pocos asientos que existen, dormitan incómodos pero tranquilos, otros empiezan a llegar actuando igual que nosotros, el mismo idioma nos une, los mismos trámites hechos nos une, las mismas respuestas recibidas nos une, la misma desesperación en cada ataque nos une, las mismas situaciones vividas y en diferentes ciudades del país nos une, y en el diálogo la pregunta también nos une, ¿cuánto tiempo tendremos que esperar?..........

Empieza a amanecer, la lluvia que miramos a través de los ventanales sucios………

 

«El Hércules C-130 de la Fuerza Aérea de las Naciones Unidas que evacua argentinos de los países afectados por la guerra, sufrió la rajadura de uno de sus parabrisas. La máquina deberá estar allí hasta el martes mientras los técnicos consigan los repuestos y reparen el desperfecto»……….

Y esperamos la larga y ansiosa espera……… Hay un revuelo entre los que estamos, un grupo de personas muy bien vestidas, empieza a llamarnos por nombre y apellido. Al llegar el Cónsul Argentino, el único que está aunque hay otros latinos de otros países, todo cambia inmediatamente…………. El control es riguroso, estricto, el Cónsul también controla, controla los trámites que se nos exigen, controla la lista con nuestros nombres, controla nuestra documentación, controla que no se extravíe el equipaje, controla que nos devuelvan inmediatamente el pasaporte, porque sí, a pesar de lo que habían dicho, a pesar de la tormenta, a pesar de que la pista no está preparada, el avión de las Naciones Unidas ha aterrizado, el avión está en la pista, el avión espera a sus pasajeros, el avión realiza su último vuelo de la zona del conflicto bélico donde se supone que en las próximas horas se ha de producir un ataque con armas no convencionales, lo que quiere decir simplemente un ataque químico......

Vamos hacia las máquinas que nos permite adquirir cuatro sándwich, cuatro gaseosas, algunas golosinas, algunos paquetes de galletitas, dos paquetes de cigarrillos, lo único que podemos encontrar pero que nos ha de servir el tiempo en llegar hacia donde partimos, y a las 11 de la mañana en punto, después de devolver las máscaras y la cuna plástica que ya no vamos a necesitar, pasamos raudamente y empezamos a recorrer por el largo pasillo, el último trayecto, para iniciar el camino del regreso.....

Embarcando el total de las 120 personas, parte el último vuelo del Hércules C-130 de la Fuerza Aérea de las Naciones Unidas……… El impresionante ruido de los motores asusta a Verónica hasta el llanto, y en brazos de Silvina se resiste a subir hasta que ve mi sonrisa mientras le grito entre el ruido, “¡vení, vamos a pasear!”..... Acomodados como podemos en esta nueva experiencia de viajar en avión de combate, permite las primeras anécdotas.

 

-¿Dónde esta el cinturón de seguridad?........... -Aquí no hay, sujétense como puedan.

 

-¿Dónde pongo el equipaje?........... -Donde puedan encontrar algún lugar.

 

-¿Dónde esta el baño de mujeres?.......... -Hay uno solo para todos.

 

-No hay lugar para poner las piernas……….. -Colóquenlas sobre los bolsos

 

-El ruido lastima los oídos……….. -Tápense con las manos.

Los soldados comprueban que estamos todos los que están anotados en la lista, repasando cada uno de nuestros nombres y apellidos, piden que sujeten fuertemente a los niños, que nadie se levante de donde está, que respiremos despacio y sin temor, «el portón de entrada» es cerrado con un golpe seco. Me  parece ser la protagonista de esas películas de guerra………. Encuentro espacio entre los bolsos que José acomoda para permitirme estirar mis largas piernas. Verónica se sujeta con toda su fuerza del brazo de mamá y de la «ia» clavando sus uñitas, con una mano cada una de nosotras, encuentra un caño del cual sujetarse y con las que nos queda libre, las entrecruzamos sobre la panza de la beba para sujetarla con seguridad y al mismo tiempo darnos valor, mientras Silvina me dice «tengo muchísimo miedo»..... Apenas el avión logra levantar vuelo, la sensación en la cabeza y en el estómago es totalmente diferente a un vuelo de línea, pero al comprobar que estamos volando entre las nubes, algunos ya comienzan a dormirse, otros quieren ir al baño tratando de pasar entre piernas y bolsos, algunos dicen que el ruido es insoportable, y todos gritan a destiempo cuando se produce algún brusco vaivén o cuando inesperadamente parece caer o subir con demasiada prisa..... Las ocho horas de viaje hace doler cada hueso, la espalda que no encuentra lugar para apoyarse, el cuello tenso, el asiento de cucheta, no somos soldados, no estamos preparados, solamente somos una madeja de seres expectantes que hemos decidido empezar a dejar que la alarma se quede en el ayer.....

El avión de combate aterriza en el aeropuerto militar de Italia, no hay aplausos como acontece en los vuelos comunes, solamente un respiro de tranquilidad para alejarnos de la guerra. Al abrirse lentamente la emplanada para bajar, como bajan los soldados de las películas, la luz molesta, recién ahí comprendemos que hemos viajado en la oscuridad, la llovizna obliga al apuro, el Embajador Argentino espera para sonreír dando la bienvenida, extender su mano y ayudar en todo y a todos, «tranquilos, hay tiempo, aquí están a salvo», periodistas y cámaras de televisión transmiten al mundo la llegada de los últimos que hemos salido de la zona del conflicto bélico, intentan algunas palabras nuestras pero nadie tiene fuerza para hablar y nadie quiere hacerlo……..

……………………

Me quito el cinturón de seguridad despacio, recojo mis cosas lentamente, agradezco a las azafatas todas las atenciones recibidas, soy una de las últimas en bajar porque no tengo prisa alguna, necesito disfrutar cada uno de mis pasos, y al poner mis pies sobre la tierra de mi país, me empapo de oxígeno en mi idioma....y sabiéndose de mi llegada, se acerca apresurado un maletero para ayudarme diciéndome «bienvenida a su país, y tranquila, ya pasó todo». Tengo que sonreír para que papá y mamá me reconozcan buscándome con desesperación entre los últimos que llegan desde el horror…………

 

 

Envejece mi soledad cansada de esperar

 

las promesas de la vida,

 

y en la mentira de ausencias perdidas,

 

siento el pensamiento estallar en cada rima.

 

Se adormecen mis ojos en la mirada,

 

angustias, tristezas, miedos,

 

resbalan por las mejillas sin palabras.

 

Protejo entre los brazos todo mi adentro,

 

telaraña de esquirlas, resabios, destellos;

 

y un dolor asfixiado por el tiempo,

 

se acomoda, entre mis labios quietos.

 

Me perdono al reencontrarme en el regreso,

 

para subordinar heridas, cicatrices y momentos;

 

es mi presencia dibujada cual espejo.

 

Se diluye entre las sombras del pasado,

 

el resultado de cada uno de mis pasos;

 

y en la suma de las huellas que han quedado:

 

olvido, recordando.....

 

Creo, a veces, caminar hacia la locura,

 

mi mente, perdonando la cordura

 

del alma que se parece,

 

al no haber aprendido,

 

en tanto tiempo de mi tiempo

 

transcurrido,

 

a vivir, resignándome a lo

 

imprevisto e intuido.....

 

Es más difícil, aún, de lo que ya ha sido,

 

sobrevivir entera, libre de adentro,

 

cuerpo, mente, alma, corazón,

 

en el sendero construido

 

por la poderosa locura

 

de continuar destruyendo, contaminando,

 

al mundo entero,

 

empañando nuestro espejo.

 

 

(Extracto de algunos capítulos de mi novela Espejo empañado………)


 

 


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